Las comunidades autónomas se financian mediante cuatro vías: los impuestos propios, que son los que ellas mismas establecen, pero que constituyen una parte muy pequeña del total; los impuestos cedidos, como es el caso de las sucesiones y donaciones, y cuya regulación y recaudación el Estado deja en manos de las autonomías. Luego está la cesión parcial de los Tributos Estatales, como el IRPF o el IVA, que los recauda el Estado pero el 50 por ciento se transfiere a las comunidades.
Tributan las personas y no los territorios pero, por este mecanismo, las comunidades más pobladas o con rentas más altas ingresan más dinero. Y, finalmente, están los fondos como los de suficiencia o convergencia, cuyos criterios de reparto son objeto del actual debate sobre la reforma del modelo de financiación autonómico.
El modelo vigente se fijó en 2009 y prima, sobre todo, la población, pero también tiene en cuenta la dispersión o elementos como el bilingüismo. Francisco Álvarez Arroyo, Profesor de Derecho Financiero y Tributario de la UEx, explica que "la pretensión de las comunidades más pobladas es que ese sea el criterio con más peso, en cambio, regiones como Extremadura defienden criterios como el de dispersión o envejecimiento porque se corresponden con nuestra realidad".
"Establecer una cartera con los servicios básicos y garantizar su financiación"
Prestar servicios en las comunidades más despobladas y envejecidas en más caro, "no es igual el coste de usar una máquina de diagnóstico en hospital de una ciudad muy poblada al que tiene en un hospital de otra zona donde la dispersión es mayor y hay que trasladar a los pacientes en ambulancia".
El experto reconoce que llegar a un acuerdo entre las dos partes será difícil aunque propone una posible solución: "establecer una cartera con los servicios básicos que deben prestarse por igual y garantizar su financiación".
De cara a la futura reforma del sistema de financiación autonómico el profesor de la Uex pide grandes dosis de generosidad y solidaridad.