Hace justo un año que el SES confirmó la llegada del coronavirus a Extremadura. En una comparecencia extraordinaria, el consejero de Sanidad, aquel domingo 1 de marzo, detalló las características de los pacientes. Eran cuatro hombres con un denominador común: habían viajado a Italia, en concreto a la región de Lombardía, en los días previos por razones de trabajo o de ocio. Lombardía era ya en ese momento el epicentro de la pandemia en Europa.
Casos leves
Los cuatro presentaban un cuadro de síntomas leves, similares a los de una gripe, y no necesitaron hospitalización. Recibieron asistencia médica en sus domicilios, donde permanecieron aislados del resto de sus familias. Pertenecían a las áreas de salud de Coria, Cáceres y Llerena.
Casos leves de Covid-19 que en aquel momento no hicieron presagiar lo que vendría después. Entonces el consejero de Sanidad, José María Vergeles, destacó que la detección de estos primeros casos servían para demostrar que el sistema público de salud funcionó en Extremadura y pidió confianza a la sociedad ante lo que más tarde se convertiría en una pandemia.
Once días más tarde la región registró su primera víctima mortal en Arroyo de la Luz, Cáceres. 4 días después, el gobierno declaraba el estado de alarma y el país entraba en confinamiento.