Transgresora, con mucho trabajo de cuerpo y un gran esfuerzo de los actores, que interpretan a varios personajes: alguno, hasta ocho distintos. Así se presentó ayer la propuesta de Hernán Yené en el festival de Mérida: Pericles, príncipe de Tiro.
Es el ensayo de una obra teatral, el Pericles de Shakespeare, que realiza una compañía que estrena al día siguiente y que no tiene actor principal. Es un sustituto. Algo más de dos horas para contarnos, paralelamente, estas dos historias: cómo es el teatro y cómo es este Pericles: moderno, contemporáneo, imaginativo.
Un trabajo ingente y una propuesta transgresora. No esperen ver un Shakespeare al uso ni túnicas ni nada de corte supuestamente clásico. Y sepan que exige un público activo.
TEXTO: Olga Ayuso
IMAGEN: Jero Morales (EFE)
