La recomendación de Sanidad es clara: las mascarillas quirúrgicas deben cambiarse cada cuatro horas y las FFP2 o similares cada ocho. Pero no siempre se cumple. Casi el 80 por ciento de los españoles admite que no sustituye la mascarilla tras exceder su tiempo de uso, según un análisis realizado por Tendencias Cofares sobre hábitos de protección frente al covid-19.
El último informe de la OCU, la organización de consumidores y usuarios, también revela que alargamos el uso de las mascarillas hasta tres veces más de lo recomendable. Pero qué consecuencias tiene ese mal uso en nuestra salud?
Análisis de las mascarillas
Hemos analizado dos mascarillas usadas, una quirúrgica y otra FFP2, con la ayuda del presidente del colegio de farmacéuticos de Badajoz, Cecilio Benegas. Con un microscopio sencillo, ya aparecen en el interior de las mascarillas material relativo a la higiene bucal. "A simple vista se pueden apreciar restos de comida y todos los microorganismos que deja nuestra saliva en el filtro", confirma Benegas.
Herpes y acnés por el mal uso
El problema es que cuando excedemos el tiempo de uso de las mascarillas, inhalamos esos gérmenes y bacterias que, a la larga, pueden provocarnos un problema de salud adicional a la falta de protección. "Ya estamos viendo en la farmacia casos de herpes, rosáceas, acnés severos - confirma el presidente del colegio de farmacéuticos- como consecuencia del uso prolongado de las mascarillas".
Protégete, protégenos
A esos daños cutáneos hay que añadir la dificultad para respirar, porque cuando una mascarilla excede su uso se obstruye y, por supuesto, tampoco hace su función de protegernos. Los expertos confían en que la bajada del precio de las mascarillas quirúrgicas ayude a combatir el abuso en el tiempo de uso de las mascarillas. Aunque detrás de este abuso también hay una falta de conciencia social. Asumir que protegernos adecuadamente nos ayuda a nosotros y a proteger a los demás frente al COVID-19.
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