12 Julio 2021, 17:25
Actualizado 17 Abril 2022, 19:36

La calima está formada por partículas microscópicas denominadas aerosoles. Éstas están suspendidas en el aire y tienen una clara influencia sobre el clima (disminuye la radiación solar que llega al suelo), las precipitaciones (dependiendo de su cantidad las puede favorecer o impedir) y la salud humana (en las que puede agravar las enfermedades cardiorrespiratorias). 

En Meteorología está enmarcada en el grupo de los litometeoros. La Organización Meteorológica Mundial los define así: “un conjunto de partículas, la mayoría de las cuales son sólidas y no acuosas, que están suspendidas en el aire (como la presencia de humo) o son levantadas por el viento (donde encontramos las tolvaneras, los remolinos de polvo y las tormentas de arena)”. 

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Episodio de calima del 11 de julio de 2021.


La mayor parte de ellos tienen un origen natural (entorno al 70%) y el resto son producidos por el Hombre, a través de la desertificación y de los cambios en el uso del suelo. El desierto del Sahara es el principal foco emisor de este tipo de partículas que más tarde se esparcen por el Mediterráneo, e incluso atraviesan el Atlántico hasta alcanzar el mar del Caribe, el norte de Sudamérica y Centroamérica. El desierto del Gobi, ubicado entre el norte de China y sur de Mongolia, es otra fuente de polvo atmosférico que afecta al este de Asia y al oeste de América del Norte. 

En el caso del Sáhara, entre 60 y 200 millones (hay una gran variabilidad anual) las toneladas anuales de material sólido que son elevadas a hacia capas superiores de la atmósfera por convección donde los vientos reinantes las transportan hasta miles de kilómetros. En términos cuantitativos y globales, hablamos de entre 1.000 y 5.000 toneladas anuales de material sólido.  

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Episodio de calima del 11 de julio de 2021.

Los vientos alisios (asociados al borde inferior del anticiclón de las Azores) son los responsables del arrastre de este material sólido hacia América, formando la denominada capa de aire del Sáhara. Se trata de un estrato atmosférico extremadamente cálido y seco que atraviesa todo el Atlántico. Según la NASA, tiene su influencia en el enfriamiento del océano y suprime la formación de huracanes en el área tropical atlántica, como ocurrió en 2006 que sólo se formaron 5 huracanes frente a los 15 que hubo el año anterior.

El polvo mineral tiene un papel dominante en el aporte de nutrientes a la selva amazónica, sobre todo de fósforo (se ha estimado una cantidad muy variable, pero que ronda entre 8 y 50 kg por hectárea y año). Está constituido por óxidos metálicos (de hierro, aluminio y calcio, además de sílice) así como por carbonatos (de calcio y de magnesio, principalmente). Según un estudio de 2014 más del 70 por ciento del hierro empleado por los fotosintetizadores del Atlántico proviene del polvo del Sahara.

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Episodio de polvo sahariano del 15 de agosto de 2005. El penacho apareció frente a las costas canarias y acabó en el golfo de Cádiz.

En el caso de los penachos encontrados en el Mediterráneo, podemos encontrar iberulitas. Éstas son un conglomerado de granos minerales y de otros compuestos no cristalinos con una forma que bien nos podría recordar una cereza. Fueron encontradas en la península, de ahí su nombre. 

Son la principal fuente de nutrientes para el fitoplancton y otros organismo acuáticos ya que el viento arrastra varios hongos como el Aspergillus sydowii y entre otros. Aunque la llegada de los mismo hacia el Caribe producen enfermedades en los arrecifes de coral con la enfermedad llamada aspergilosis. 

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Iberluritas vistas al microscopio. Miden entorno a la milésima parte de un milímetro.



La parte negativa de elevadas cantidades de este polvo mineral está en la agravación de los problemas cardiorrespiratorios.  Hay estudios que avalan la estrecha relación que hay entre este tipo de eventos (muchos de ellos potenciados por las sequías africanas) y el aumento de las enfermedades respiraorias en países del Caribe. 

Hablábamos también de la importancia del desierto del Gobi. Durante la primavera se produce lo que se conoce como “polvo asiático”, donde las partículas sólidas pasan sobre China, Corea y Japón, alcanzando, incluso, la costa oeste de Norteamérica. Es más, hay un estudio que vincula estrechamente estos episodios con un aumento de los niveles de monóxido de carbono procedente de las áreas más industrializadas chinas. 

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Episodio de transporte de polvo del desierto del Gobi en marzo de 2021.

Efectos similares se observaron en algunas regiones industrializadas de Asia durante la segunda mitad del siglo XX. La desertificación del terreno y una elevada presión agrícola agudizaron los problemas respiratorios de los habitantes de la zona. 
 

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¿Puede llegar la arena del Sahara al continente americano?