Al final nos quedamos con las ganas. Y mira que lo pintaron feo. La gran nevada que pronosticaban los modelos a primeros de años para después del día de Reyes se quedó, al final, en nada. Las salidas numéricas fueron rebajando el espesor y la extensión de nieve previstos hasta quedar reducidas a las zonas más altas peninsulares. Y así se ha cumplido.
Es poco frecuente que los modelos meteorológicos den este tipo de bandazos, sobre todo, tras insistir varios días en una misma línea, aunque tampoco les ha pillado por sorpresa a los meteorólogos profesionales. Cuando se hace una simulación numérica no se hace de una sola pasada, sino que el proceso se repite 51 veces, cada una de ella cambiando ligeramente las condiciones atmosféricas de partida. Como la atmósfera es caótica, se obtendrán otras 51 predicciones distintas. Aquí entra en escena la probabilidad. Lo más probable es que ocurra lo que pronostiquen la mayoría de las predicciones ejecutadas.
En nuestro caso, la mayoría de las salidas iban encaminadas a una nueva Filomena; y unas pocas, que no. Al final la minoría se llevó el gato al agua: la borrasca no se colocó donde debía y el núcleo de aire frío que provocaría las nevadas se situó muy al norte. Todo quedó en agua en borrajas.
Sobre este asunto hablamos con Jaime Rey, Jefe del Departamento de Producción de AEMET. La entrevista fue emitida el pasado martes, 16 de enero de 2024 en "El Sol sale por el oeste".