Desde niño, los tuaregs me han llamado la atención. Ver a esos hombres enfundados en trajes azules peregrinando por el ambiente abrasador del desierto con la compañía de sus camellos es, cuanto menos, asombroso y enigmático. Y precisamente, nos detenemos en ese detalle: ¿cómo soportan las altas temperaturas si van tapados, literalmente, de los pies a la cabeza?
Los tuaregs son un pueblo nómada que habita en pleno desierto del Sáhara, entre los países de Argelia, Libia, Níger, Malí y Burkina Faso, principalmente. Su población actual se estima en algo más de tres millones de habitantes, más que nunca.
Viven, fundamentalmente del comercio. Conocen a la perfección las rutas que conectan el África Subsahariana con las costas del Mediterráneo, así como los oasis del camino. Además, se dedican a la guardia y protección de caravanas de la zona.
Sin embargo, desde finales del siglo XX su actividad y su presencia son cada vez más escasas debido al sedentarismo y asentamiento de los poblados y a la existencia de otras vías de comunicación alternativas.
Decíamos al principio que una de las señas de identidad este grupo étnico es su vestimenta. Ésta consta de dos piezas. Una interna, de gasa o de lino y muy ceñida al cuerpo. Se consigue así que absorba el sudor y que refrigere un poco la piel con la evaporación. La otra, externa, es mucho más holgada y de colores oscuros como el negro o el azul índigo, tonalidades que absorben más el calor además de estar vinculadas a un mayor estatus social. La diferencia de temperaturas entre las dos facilita la formación de unas corrientes de aire entre ellas, haciendo más aguantable el ambiente asfixiante del desierto. Además, la túnica exterior absorbe con eficacia la radiación solar ultravioleta, con lo cual se aprovechan más los beneficios.
La protección de los ojos y de la cara es doble: por un lado, de las ventoleras de arena; y por otro, de los espíritus malignos. Tal es la creencia en estos seres, que los tuaregs suelen ir acompañados de amuletos con objetos sagrados y versos del Corán. Además, el uso de este velo es exclusivo de los hombres y es un símbolo del paso de la adolescencia a la hombría.
En cuanto a los pies, los deben tener bien curtidos ya que sólo usan unas sandalias cuando van a pie y se las quitan si van a camello.