Ayer, martes, se confirmaba el récord de temperatura del agua en el Mediterráneo. La boya de Valencia alcanzó los 29,7 ºC, desbancando a los 28,7 ºC medidos el día 7 de agosto de 2015 en sa Dragonera, Mallorca. Una tendencia que va acorde con las proyecciones de cambio climático.
Nuestros embalses y nuestras gargantas también están sufriendo cambios en sus condiciones físicas. Los de la provincia de Cáceres están a unos 22 ºC, que vienen a ser 4 ºC más que hace un año. Mientras que los de Badajoz rondan los 24 ºC, lo que supone un aumento de hasta 5 ºC. Esta diferencia entre cuencas reside en que los embalses del Tajo están más llenos que los del Guadiana.
Las causas son varias. Por un lado, arrastramos una sequía desde hace meses. El otoño, el invierno y parte de la primavera fueron muy secas, a excepción de un paréntesis que hubo en marzo y en abril. Consecuencias de la escasez de las precipitaciones es el poco deshielo que hemos tenido y, por último, las altas temperaturas de las últimas semanas que han recalentado aún más el terreno.