Dos sanitarios del hospital Amadora de Sintra (Portugal) trasladan a un paciente.
Líder en muertes, en casos y en tasa de contagios. Portugal se asoma al abismo de la covid tras semanas de récord y con hospitales colapsados, sin descartar incluso llevar enfermos a otros países. Es el límite de un viaje que, dicen los expertos, se desató tras una permisiva Navidad.
Cada ola ha sido una fase diferente para el país. "Milagro" declarado en la primera, cuando no superó las 37 muertes ni el medio centenar de contagios en un día; asunción de que en realidad no existió tal milagro ya en la segunda, con pico de 98 decesos y más de 6.000 contagios en un día, y descontrol en la tercera.
Los últimos récords conocidos son 291 muertes y 15.333 contagios en 24 horas, números de vértigo en un país de 10 millones de habitantes donde se repiten desde hace días imágenes de filas de ambulancias frente a hospitales saturados.
"En la primera fase de la pandemia Portugal fue el milagro de Europa. En este momento estamos esperando un milagro"
"En la primera fase de la pandemia Portugal fue el milagro de Europa. En este momento estamos esperando un milagro", resume a Efe el presidente del Colegio de Médicos, Miguel Guimarães. ¿Qué ha pasado? Las autoridades destacan el incremento de la variante británica, con un 20 % de prevalencia, pero los especialistas consultados por Efe niegan que explique todo: hay más causas, desde la falta de planificación a una Navidad con normas relajadas.
Falta de planificación
"Las personas se relajaron, el verano fue muy tranquilo, después cerca del otoño el número de casos comenzó a subir y las medidas de confinamiento que adoptamos fueron muy ligeras", recuerda Guimarães. Esas medidas, que llegaron conforme se adentraba noviembre, se centraban en toques de queda en función de la tasa de contagios por habitante. Los habitantes de zonas con peores datos, como Lisboa, debían quedarse en casa a partir de las 23.00 horas en días laborables y desde las 13.00 horas los fines de semana. "Podíamos haber adoptado medidas más fuertes", considera Guimarães.
"Tuvimos mucho éxito en la parte inicial, pero después acabamos por no aprovechar ese éxito para construir una respuesta más robusta, y llegamos ahora con dificultades", sostiene a Efe el presidente de la Asociación Nacional de Médicos de Salud Pública, Ricardo Mexia.
Mexia afirma que los fallos se dieron sobre todo porque no se previó la dimensión de las consecuencias que traería la gran fecha con la que todo empezó a descarrilar: la Navidad. Asegura que se ha tardado en planificar la vigilancia epidemiológica y "perdimos capacidad para interrumpir las cadenas de transmisión".
Navidad aliviada
Tras semanas con restricciones, la Nochebuena y Navidad contaron con un alivio de medidas. Se permitieron desplazamientos y reuniones familiares -sin fijar máximo de asistentes- y se retrasaron los toques de queda vigentes. Una apertura que se revocó totalmente para Nochevieja y Año Nuevo, cuando incluso se contó con normas más duras para, explicó en aquel momento el primer ministro, António Costa, contener el aumento de los contagios que "necesariamente" vendría tras el 24 y el 25.
"Sabíamos que iba a tener a tener un impacto importante en el número de casos, lo que no sabíamos era la dimensión de ese aumento", cuenta Mexia. Más duro es Guimarães: "No es que hubiese medidas menos duras, ¡es que las medidas no fueron nada duras!", estalla, "Tuvimos aquí un periodo en que no estuvimos propiamente confinados, tuvimos medias de ligero confinamiento y la situación se fue agravando".
Variante británica
Llegó enero. Los hospitalizados empezaron la tendencia -que aún no ha frenado- de ascenso. La variante británica, detectada por primera vez en territorio luso a finales de diciembre, alcanza una prevalencia del 20 % superado el ecuador del mes, con los contagios ya disparados. Se enciende la alarma y la cepa británica empieza a ser señalada como causante.
"Aunque retirásemos el número de casos de la nueva variante tendríamos aún numero elevado, estaríamos hablando esta semana de unos 10.000 casos diarios, y por tanto la variante explica algunos casos, pero no todos", zanja Mexia. Guimarães, por su parte, recuerda que la cepa británica está "presente en todos los países", y solo Portugal lidera a nivel internacional: "Estamos peores por otras cuestiones. La variante no explica todo".
Los pacientes lusos podrían ser derivados al extranjero
Semanas con contagios disparados han llevado a los hospitales públicos a un límite inédito. Desde hace días se habla abiertamente de colapso, con casi 6.500 hospitalizados, de los cuales 765 están en cuidados intensivos. Un escenario con médicos trabajando ya en un nivel de "catástrofe" que lleva incluso al Gobierno a sopesar pedir ayuda internacional y enviar pacientes covid a otros países, una idea que no es en absoluto exagerada para los especialistas.
"Creo que es una medida que puede tener que ser necesaria", considera Mexia, que sube de tono cuando se le pregunta si la sanidad portuguesa está ha llegado ya al límite. "¡Es que probablemente nosotros ya hemos sobrepasado el límite! Lo que hemos estado haciendo es reducir otras actividades para dar respuesta a pacientes covid. Fuimos suspendiendo intervenciones quirúrgicas, exámenes complementarios, consultas de rutina...", enumera. "La cuestión ahora es el 'otro limite', que es ese en el que nosotros no tenemos ya más medios para asistir a las personas, sean covid o no. Y eso, por desgracia, es algo que nos llevaría a tener que tomar decisiones muy difíciles, como ver quién accede a un equipamiento y quién no", avisa. Hace una pausa y agrega: "quizá en algunos contextos ya haya ocurrido".
Con este escenario, Guimarães dice que "no tiene sentido" que se hable de mandar pacientes a otros países cuando aún no se ha usado la capacidad de los hospitales privados, que tienen "400 camas de cuidados intermedios e intensivos". "Si vamos a esperar a que los hospitales revienten y luego hacemos acuerdos con los privados, es evidente que las cosas van a salir peor", lamenta.
Vacunas para políticos
Mientras todos esto ocurre, la vacunación se sumerge en polémica. Los titulares de cargos públicos de Portugal han sido incluidos entre los grupos prioritarios que se empezarán a vacunar a partir de la próxima semana, junto a los servicios esenciales como bomberos y fuerzas de seguridad y los mayores de 50 con patologías de riesgo.
"No tiene sentido, y en mi opinión el plan de vacunación es una de las cosas que no está saliendo bien. Una de las prioridades definidas fueron los sanitarios. Aún no han sido todos vacunados ¿y ya se están definiendo otras prioridades?, ¿al final cuáles son los criterios reales de prioridad?", se pregunta Guimarães.
Portugal tiene ya 11.012 muertos por covid y un total de 653.878 positivos desde que comenzó la pandemia. Lo peor, advierten otros especialistas, puede venir en febrero.
EFE/Cynthia de Benito