La producción de ajos no cesa y Aceuchal, capital extremeña y española de este producto alimenticio, da buena cuenta de ello pues durante toda la pandemia la producción del alimento ha seguido adelante gracias a la adaptación que han tenido que realizar con este fin.
Antonio, la persona que nos guía en el recorrido por la fábrica de ajos, nos explica que la pandemia les ha obligado a adaptar todos los puestos de producción a las necesidades sanitarias para que las personas que trabajan en esas instalaciones lo hagan de manera segura para evitar contagios. Algunas de las medidas, ya comunes entre el resto de la sociedad, como la separación entre personas y la instalación de mamparas protectoras para reducir al mínimo el contacto físico entre sus trabajadores.
"El personal lo ha hecho genial. Se han adaptado y cumplido todas las normas a rajatabla"
Antonio es consciente del papel fundamental que ha desempeñado el personal de la cooperativa de ajos en Aceuchal y asegura que todos han seguido las instrucciones sanitarias "a rajatabla". Ellos fueron trabajadores esenciales durante la pandemia y ahora, poco a poco, tratan de volver a una cierta normalidad en sus puestos de producción.
La zona más segura
Esta cooperativa de ajos en Aceuchal trata de ser la más segura del sector y cuida todos los detalles de seguridad sanitaria, especialmente en la sala que acoge la peladora de ajos, una máquina que prepara el ajo pelado para su posterior envase y venta. Aquí se trabaja con una limpieza minuciosa y también se han instalado mamparas y separadores entre las personas que trabajan en este proceso de la producción de ajos.
Se trata, aseguran, de cumplir todos los requisitos para obtener unos ajos ricos y, además, seguros tanto para el cliente como para los trabajadores. Para ello han sido importantes las ayudas económicas como la recibida por parte de la Federación para el desarrollo de Sierra Grande- Tierra de Barros, Fedesiba, que ascendía a algo más de 3.700 euros para una inversión de 7.408 euros.