3 Diciembre 2021, 18:00
Actualizado 9 Diciembre 2021, 09:23

Las opciones para disfrutar durante el otoño en el norte de nuestra región son numerosas, como recoger setas y castañas, ver grullas o participar en rutas senderistas, tal y como vimos en Informe Extremadura. Todo ligado a una naturaleza que se tiñe de tonos característicos de estas fechas. 

“Hemos estado en Alemania, en la Selva Negra, y esto no le tiene nada que envidiar, la verdad”. Así de rotundo se muestra el presidente de la asociación ‘El bordón’, Jesús Muñoz, que organizan rutas senderistas en nuestra región. “Se trata de disfrutar: a la gente le gusta hacer fotografías e ir de charla, de dar un paseo disfrutando del día” 

Según Muñoz en el norte extremeño “tenemos un tesoro”, con unas zonas plagadas de boques con los castaños que estos días “nos ofrecen estos bellos tonos”. Por ello, son muchos los turistas los que aprovechan para disfrutar del atractivo natural por los senderos extremeños. 

“Se trata de disfrutar: a la gente le gusta hacer fotografías e ir de charla, de dar un paseo disfrutando del día” 

Otro de los atractivos de estas fechas es la recogida campestre de setas y castañas. Acompañamos a Ana María Vicente en Garganta la Olla, donde su padre tuvo castaños plantados “toda la vida”. Este año, se lamenta, “ha llovido poco y si el agua viene de arriba, como decimos aquí, mejora la castaña una barbaridad, mejor que si se riega de abajo”. 

En la misma localidad Alicia de la Cruz da rienda a uno de sus pasatiempos favoritos, coger setas. Aconseja que “siempre se use una cesta de mimbre para que la seta se coloque boca abajo y suelte la espora. Así vas dejando la semilla en el campo”. Además, indica la necesidad de llevar una brochita para limpiar la tierra de los hongos y, lo más importante, saber para diferencias las setas comestibles de las que no lo son. 

La colgaera y las grullas 

Un método tradicional para conservar los alimentos que se lleva a cabo durante estas fechas es la llamada colgaera. Se cuelgan los alimentos dentro de las viviendas, usando cuerda y aguja, para conservar uvas, membrillos o tomates durante mucho tiempo. 

Así nos lo explica Teresa, ‘la panaera’, que tiene hasta el nombre de una calle en su pueblo, Torre de Don Miguel. “Son tradiciones del pueblo. A mí me enseñaron mis vecinas, por desgracia mi madre murió muy joven”, comenta. 

“Los tomates se conservan hasta abril”, según asegura Teresa, que desentraña parte del secreto de la colgaera:  “hay una telaraña natural que es la que lo conserva todo el año”. Además, destaca el carácter familiar de esta tradición ya que “esto se hacía antes en la calle, cuando se traía del campo. Todas las vecinas ayudaban, todos colaboraban”.  

Y en Santibáñez el Alto Raúl Sancho nos descubre otro de los tesoros del otoño en el norte extremeño durante el otoño, la llegada de las grullas. Un acontecimiento que atrae a cientos de turistas ya que nuestra región alberga casi el sesenta por ciento de la población que inverna en España. 

Las grullas vienen a nuestra tierra “buscando la bellota. Siempre tenemos la idea del cerdo ibérico, pero las grullas también comen bellotas”. Además, necesitan zonas de cultivo y agua para poder dormir, algo muy abundante en Extremadura. 

"Siempre tenemos la idea del cerdo ibérico, pero las grullas también comen bellotas”

Por eso, son muchos los turistas que, cargados con prismáticos y cámaras de foto, visitan la región, “la mayoría ingleses, alemanes y holandeses”. Sancho destaca que “a la gente les encanta, les llama la atención por lo bonito que es. Extremadura dicen que es la gran desconocida, pero cuando vienen a conocerla se quedan maravillados”.