Corrían los años 80 cuando, en los programas musicales de la época, veíamos a un señor cantando, en español, con un fuerte acento italiano, una canción que hablaba de cómo danzaban los balineses en días de fiesta o que los zíngaros del desierto llevaban candelabros encima y supimos, los niños de entonces, que existían los derviches tourneurs, aunque no nos enteramos de qué eran hasta mucho tiempo después.
El señor se llamaba Franco Battiato y ha muerto esta mañana, a los 76 años, según ha informado la radiotelevisión pública italiana, la RAI.
Era una de las figuras intelectuales más importantes de Europa. Un señor comprometido políticamente (fue político, de hecho, durante cinco meses), compositor (ha escrito de todo: óperas incluidas), letrista, cantante, músico enteramente, vegetariano. En sus canciones ha hablado del canon cultural, de tendencias sociales, de filosofía, de amor en sentido amplio. Nómadas que buscan los ángulos de la tranquilidad en las nieblas del norte.
Y escribió 'Perspectiva Nevski'. No sé si hay una canción más bella que Perspectiva Nevski. Es una novela, como lo son 'María la portuguesa' y 'Tom Traubert's blues'.
Lo primero que escuchó fueron canciones napolitanas, en los patios: en ese tiempo en que las mujeres se afanaban y cantaban. Luego, música clásica. Luego llegó el cine. Luego, la espiritualidad. Y los libros: leía mucho, releía más, meditaba un par de veces al día.
Y se ha muerto este músico, que era un viajante en busca de hospitalidad.