Lleno absoluto en la plaza mayor de Torrejoncillo para celebrar su Encamisá. Puntual, a las 10 de la noche, el repique de campanas anunciaba la salida del estandarte de la Virgen de la Inmaculada. Bajo la emoción de los asistentes y la compañía de los 150 jinetes cubiertos de sábanas blancas, la imagen recorrió las calles del pueblo en una emocionante procesión nocturna, que tampoco se quiso perder la lluvia.
Entre salvas y vivas, la Virgen completó su recorrido ante la gran devoción, no solo de los torrejoncillanos, sino también de aquellos que vienen desde muy lejos atraídos por una estampa que mezcla cultura y tradición.
Ya sin restricciones por la pandemia, la Encamisá de Torrejoncillo recuperó anoche el fervor de antaño. Unas 10.000 personas disfrutaron de está fiesta de interés turístico que remueve muchos sentimientos.