5 Octubre 2023, 22:38
Actualizado 6 Octubre 2023, 17:58

El jurado popular ha declarado culpables a los dos acusados, madre e hijo, de asesinar a un joven en Logrosán. Un juicio que arrancaba este lunes y que, tras cuatro días de declaraciones, este jueves ha quedado visto para sentencia. Los dos están ya en prisión.

Ahora serán los jueces de la Audiencia Provincial de Cáceres quienes determinen la condena

En su escrito de acusación, la Fiscalía aseguraba que los dos encausados se pusieron de acuerdo para acabar con la vida de la víctima. El Ministerio Fiscal y la acusación particular solicitaban para los acusados 22 años de prisión por un delito de asesinato, además de 240.000 euros en total de indemnización a los padres de Óscar en concepto de responsabilidad civil. Petición de penas que han mantenido este mismo jueves. La defensa pedía la libre absolución y que si se considera que hay responsabilidad penal, que se tenga en cuenta la legítima defensa del acusado.

Los hechos

Todo ocurrió junto al bar Capitol de la localidad cacereña. Allí apareció el cuerpo sin vida de Óscar Gómez, un joven mecánico de 32 años. Unos restos de sangre dieron a la Guardia Civil pistas de donde comenzó la reyerta que terminó en tragedia. 

Según el escrito de la acusación pública, a las tres y media de la madrugada del 2 de noviembre de 2019 la madre y el hijo estaban en el bar Capitol de Logrosán, que regentaba el hijo.

Él recibió entonces la llamada de un amigo que aseguraba que se acaba de encontrar cerca del bar a la víctima, y que le confesó que había avisado a la Guardia Civil de que en el bar Capitol se vendía droga.

El hijo se lo dijo a la madre y los dos decidieron ir a buscar a quien les había acusado. Lo encontraron muy cerca del bar, notando que estaba afectado por el consumo de alcohol, cocaína y cannabis.

El escrito de la Fiscalía asegura que aprovecharon su estado para matarle con una navaja que llevaba el hijo en una riñonera. Según la acusación, la madre sujetó a la víctima y el hijo le dio dos puñaladas, sin posibilidad de defensa por parte del agredido, debido al estado en el que se encontraba.

Una puñalada fue en el tórax y la otra en el hombro izquierdo. La víctima del crimen anduvo unos metros hasta que se derrumbó en el suelo, donde falleció a causa de un «shock» hemorrágico hipovolémico. El arma del crimen no ha podido ser hallada.

La madre del fallecido declaró que unos días antes del crimen que el acusado le había enseñado unas balas diciendo que eran para su hijo. Tras ser detenido, reconoció que había causado la muerte del joven mecánico.

En la primera jornada del juicio, los acusados negaron los hechos. El hijo afirmaba que fue el fallecido el que le atacó y él sólo actuó para defenderse. Una versión que corroboraba después su madre.

Testimonios durante el juicio

Los familiares que han declarado en el juicio confirmaron las amenazas que recibió la víctima durante los días previos al suceso. Otros testigos apuntaron a que la víctima se ponía muy violenta cuando consumía estupefacientes y que, el día de los hechos, había consumido alcohol y cocaína. Otra vecina aseguró que la noche que ocurrieron los hechos, escuchó a una mujer diciendo: "déjalo ya".

Los agentes de la Guardia Civil que participaron en el atestado han hablado de un collar que, presuntamente, la acusada entregó a un conocido suyo, junto con 4.500 euros, horas después de que se produjeran los hechos. Los agentes aseguraron durante la vista que este objeto podría haber sido utilizado como arma contra la víctima, puesto que se hallaron restos de sangre en el mismo. 

También ha testificado el sargento al mando del cuartel de Logrosán, quien aseguró que días antes del crimen, la madre del fallecido había contactado con él muy preocupada y denunciando amenazas de muerte contra su hijo. 

En cuanto a los forenses, confirmaban que la causa de la muerte fue una hemorragia intensa producida por las dos heridas de arma blanca que tenía la víctima.  Lo demostraba  el informe de la autopsia, que sostenía que la muerte se produjo por una hemorragia intensa provocada por las dos heridas de arma blanca en el tórax y el hombro izquierdo, y descartaban que éstas se las hubiera podido hacer la propia víctima.

Los forenses fijaron la hora de la muerte entre las 4 y media y las 5 de la mañana,  y detectaron, también, otras heridas en el cadáver, en la cara; la frente; la nariz; en el mentón, con rotura de dientes; en una muñeca y en la rodilla, lo que demuestra que le golpearon.  

Los análisis indicaban, también, que la víctima había consumido alcohol, cocaína y cannabis, lo que mermaba su capacidad de respuesta.