Después del peor verano de la última década en cuanto a incendios forestales, el pastoreo en Extremadura se ha vuelto más necesario que nunca.
Una herramienta preventiva que promueve la Consejería de Agricultura y Desarrollo Rural y que practica Juan Carlos, un pastor manchego afincado en las Villuercas, junto a su rebaño de medio millar de cabras.
A finales de agosto Juan Carlos contactó con la Junta. La meta estaba clara.
"Llega un fuego y donde la cabra duerme, donde la cabra pela, pues siempre se para. La cabra ha venido aquí para limpiar también".
Tramitada la autorización, su rebaño pasta desde hace un mes por el monte Ventosillas. Y están seguro de que tendrá notables resultados.
"Es volver otra vez a las tradiciones, porque aquí en el valle ha habido siempre ganado, ha habido cabras"
De momento Juan Carlos y Verónica se desplazan desde Agudo, en Ciudad Real, hasta aquí a diario. La Consejería de agricultura prevé facilitarles medios próximamente.
"Nos han dicho que van a hacer una nave y una vivienda para poder vivir nosotros"
Una labor cada vez más necesaria y menos presente, la del pastoreo, después de que este verano más de 10.000 hectáreas ardieran en Extremadura.