El nicaragüense Sergio Ramírez, ha resultado ganador del Premio Bienal de Novela Mario Vargas Llosa por su obra 'El caballo dorado'. Un reconocimiento a la mejor novela en lengua española publicada en los últimos dos años, dotado con 100.000 dólares.
Lo ha anunciado el presidente del jurado, Juan Manuel Godé, que destacó que la obra de Ramírez es una novela transatlántica que recorre medio mundo entre personajes reales y ficticios. El anuncio se ha hecho público durante el acto de clausura de la sexta edición de la bienal, celebrada por primera vez fuera del continente americano, en tierras extremeñas.
Ramírez, visiblemente emocionado, dedicó el premio a los exiliados nicaragüenses: "dedico este premio a todos los que junto conmigo viven el exilio, han sido despatriados, y quiero representarlos a ellos y abrir un camino de esperanza, porque un día Nicaragua será otra vez un país democrático, libre y donde podamos vivir sin miedo y gozando de la libertad”. En su discurso, recordó su trayectoria vital marcada por la literatura y la política: “Fui parte de una revolución, abandoné la literatura por ella, dediqué diez años a construir un país nuevo… y luego volví a escribir”.
En la obra ganadora, el autor apostó, según aseguró él mismo, por la imaginación como motor narrativo. A través de un vídeo, explicó que siempre escribe para divertirse, por eso "este libro es un homenaje a la imaginación y al gusto de escribir con libertad". En él, la protagonista es "una princesa de segunda categoría" que se fuga con un peluquero ambicioso y viven múltiples aventuras.
Una bienal extraordinaria
El presidente del jurado, Juan Manuel Godé, destacó la dificultad de la deliberación tras un intenso debate entre los miembros del comité. De las 452 obras recibidas de más de 20 países, se seleccionaron 15 semifinalistas y finalmente seis finalistas. “La calidad ha sido extraordinaria”, subrayó Godé.
La bienal ha sido también un homenaje al legado de Mario Vargas Llosa, fallecido recientemente. Su hijo, Álvaro Vargas Llosa, presidente de la Cátedra que lleva el nombre del Nobel peruano, agradeció a Extremadura por acoger esta edición y recordó que “el espíritu de mi padre nos ha acompañado durante toda la bienal”. También envió un mensaje a los finalistas: “Shakespeare nunca ganó un premio literario, ni Jane Austen" y recordó que la literatura no se mide por galardones, sino por su capacidad de sacudir conciencias: "los cinco finalistas que no han ganado, merecen nuestra gratitud por haber sacudido las almas y los espíritus y las conciencias de sus lectores, pocos oficios tienen un alcance semejante, es un privilegio al alcance de muy pocos".
La sexta edición ha batido récords de participación y ha contado con cerca de 60 escritores, periodistas y creadores en actividades repartidas por Cáceres, Trujillo y Badajoz.
La palabra como refugio frente al ruido político
Durante el acto de clausura, la presidenta de la Junta, María Guardiola ofreció un emotivo alegato en defensa de la palabra como herramienta de resistencia y libertad. “Reivindico la palabra frente al oportunismo político, frente a los tiempos líquidos, frente a las voces desaforadas, frente a las siglas caníbales, frente al populismo y las arengas”, afirmó con contundencia. “Me refugio en la palabra”, añadió, subrayando su valor como espacio de pensamiento y expresión en tiempos convulsos.
Guardiola recordó que “no hay bien más preciado que la libertad, y no hay libertad sin que la palabra fluya por nuestras calles”. Citando a Mario Vargas Llosa, instó a reflexionar sobre por qué todos los regímenes autoritarios buscan controlar la conducta a través de la censura y el silencio.
En este contexto, celebró que la bienal se haya celebrado en Extremadura, y concretamente en Cáceres, ciudad que aspira a ser Capital Cultural Europea en 2031, y que ha demostrado estar “a la altura de los grandes desafíos” al acoger una edición histórica que une Europa y América a través de la lengua española.