Se han cumplido ya 19 años desde que se anunció la pretensión de convertir en autovía la carretera EX100, la que une Cáceres con Badajoz. Sería autonómica y se llegó a bautizar como la EX-A4. Tres alternativas de construcción se pusieron sobre la mesa, eligiéndose finalmente la que discurre más paralela a la actual calzada y con menos impacto ambiental en la Sierra de San Pedro.
Un proyecto de ocho tramos que sufrió su primer revés con la crisis económica de 2008. En 2016 desde la Junta se reconocía la paralización total por falta de financiación. Tres años más tarde el proyecto se reabría. En 2019 la Junta cedía la carretera al Gobierno central pasando a ser la N-523.

Inicio de obras en 2023
Pocas semanas después, se anunciaba la licitación de las obras del primer tramo de 13 kilómetros, el que discurre entre Cáceres y el río Ayuela. Unas obras que arrancaron en 2023 y no sin problemas. Se paralizaron primero por el sobrecoste de la construcción, más tarde por la aparición de tumbas romanas.
A principios de este año salía a información pública el trazado del tramo que une Badajoz con Bótoa. 14 kilómetros de obra que están pendientes de licitación.
Desde la Junta piden celeridad. "Yo le pido al Gobierno de España que acelere, saque a licitación los proyectos pendientes y a continuación las obras. Si hay que meter más máquinas, que se metan más máquinas. Pasarán décadas hasta que veamos los pacenses y cacereños esa autovía finalizada", dice el consejero de infraestructuras, Manuel Martín.

Proyecto A-58
Autovía de 84 kilómetros que costará más de 800 millones. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y el ministro de transportes, Óscar Puente, han conocido en detalle hoy cómo va la ejecución de las obras del primero de sus ocho tramos.
La A-58 conecta en la actualidad la A-5 desde Trujillo con la capital cacereña. En el futuro enlazará con la A-5 en Badajoz.
