Cientos de extremeños han salido esta noche a la calle en Mérida, Montijo y Cáceres para gritar "No a la Guerra".
En Cáceres no ha habido ningún tipo de consigna política por expreso deseo de los convocantes. En su lugar, varias pancartas de "No a la Guerra" y banderas ucranianas. Decenas de ciudadanos han acudido a la Plaza Mayor para mostrar su repulsa a la invasión rusa de Ucrania. "Estoy en shock", decía una de las ucranianas que ha acudido a la convocatoria. "Nunca pensé que este loco -en referencia a Putin- acabaría haciendo algo así". Muchos de los asistentes mostraban la misma incredulidad: "cómo es posible que pase esto en Europa en el siglo XXI".
"Han bombardeado cerca del hospital donde mis hijos nacieron"
Un rechazo que se ha repetido en Mérida y Montijo. A la concentración de la capital extremeña ha acudido Valentyna Rachkinda, ucraniana casada con un emeritense. Con los ojos llorosos cuenta cómo le han mandado un vídeo en el que bombardean cerca de su casa. "Han bombardeado cerca del hospital donde mis hijos nacieron". Reconoce que no puede dormir por las noches por la preocupación por su familia, que sigue en Ucrania. "Lloramos toda la noche", reconoce. Con lágrimas en los ojos también hemos encontrado a María Levizorik, otra ucraniana residente en Mérida. Tiene hijas y nietos allí. Asegura que no pueden salir del país porque es peligroso por las largas colas de vehículos. Temen que esas caravanas puedan ser atacadas. En sus palabras, además de desesperación, se detecta su impotencia. "No sabemos qué puede pasar, hablamos cada hora con nuestra hija. Estamos preocupados, pero no podemos hacer nada", asegura.
En la Plaza de España de Mérida, los convocantes unían su condena a la invasión rusa al rechazo a la OTAN.
En Montijo han participado algunos de sus vecinos ucranianos. Entre ellos, Anna, que nos decía que en mitad del horror que están viviendo afloran otros sentimientos. "Te sientes orgullosa de tu gente, de cómo se están defendiendo", decía. En esta localidad pacense se ha leído además un manifiesto contra el conflicto bélico firmado por la Federación Extremeña de Municipios y Provincias.
El conflicto se ha cobrado ya la vida de, al menos, dos mil civiles y acumula unos 800.000 refugiados.