Una de las principales diferencias entre un ser humano y el resto de animales es su expresión facial, y ahora dos tercios de los músculos de la cara que la componen están tapados por la mascarilla.
Hasta 35 expresiones de emociones como la felicidad, el miedo, la satisfacción o el placer que no se ven pero que inconscientemente intentamos transmitir moviendo más el resto del cuerpo, las manos o la cabeza, según señala el presidente de la Sociedad Española de cirugía maxilofacial, Florencio Monje: "El cuerpo tiene que generar la exteriorización de las expresiones faciales. Lo hará con los brazos, las manos, la cabeza, de mil maneras, pero las emociones son algo inherentes al homo sapiens que no puede dejar atrás"
Desde su punto de vista, esta reacción será algo que, aunque el uso de la mascarilla no sobrepase más de dos años, ya habrá transformado nuestra expresividad como especie. Si por el contrario, el uso de mascarilla se extiende, "la hipertrofia" del resto de movimientos será más evidente. Todo para "hacer saber" lo que sentimos.
"El cuerpo tiene que generar la exteriorización de las expresiones faciales. Lo hará con los brazos, las manos, la cabeza, de mil maneras, pero las emociones son algo inherentes al homo sapiens que no puede dejar atrás"
Según explica Monje, los bebés nacidos en tiempos de "la era mascarilla" también experimentarán cambios afectivos y de aprendizaje. De hecho, señala que observar a la gente en la calle casi todo el tiempo tapada les impide recibir gran parte del afecto que se transmite con la gestualidad de la cara. El cirujano señala que incluso les dificulta observar las bocas ajenas para poder imitar los movimientos de los labios de quien les habla: "El bebé lo único que ve al otro lado de cochecito es un máscara, que le habla. El niño imagina qué gestos está empleando esa persona para dirigirse a él, pero posiblemente no tengan que ver con los gestos que lanza en realidad la persona que cuida del bebé"
"El bebé lo único que ve al otro lado de cochecito es un máscara, que le habla"
Está por ver si de este modo a las niñas y niños les resultará más difícil o no pronunciar sus primeras palabras o si su gestualidad, más que alterarse, se conforma ya de un modo distinto a la de las criaturas nacidas hace algo más de un año. El paso de los meses (y de las medidas frente a la pandemia por COVID) nos irá desvelando la respuesta.