Sin accesorios, tan solo el cuerpo y los sentimientos. Un escenario convertido en el mar, con una iluminación que crea el espacio-tiempo. De fondo, el propio Teatro. Lo demás, la belleza de la danza.
El héroe troyano Eneas sobrevive a la destrucción de Troya. Llega a las costas de Cartago, donde es recibido por su reina, Dido. Se enamoran y, a pesar de las dudas, Dido se entrega al amor de Eneas. Comenzamos con las emociones como el enamoramiento, la pasión, la felicidad... los bailarines Alizée Duvernois y Victor Virnot son Dido y Eneas, conquistan al público.
Pero también está la envidia, con las brujas que se aparecen a Eneas y le recuerdan su objetivo de fundar una nueva ciudad, Roma. Y ahí está el sentimiento de tristeza, de responsabilidad, del deber. Julien Marie-Anne, Martina Consoli, Coline Fayolle, Meggie Isabet, Maeva Lassere, Quentin Picot, Gaël Rougegrez, Gaétan Vermeulen ponen en pie la poesía de la danza. Es la compañía de Blanca Li.
Continúa la historia con Eneas, que acepta su destino y decide apartarse de Dido. "Amada una noche y abandonada la otra", dice Eneas con pesar. Es cuando Dido desespera por verse traicionada.
Y aunque Eneas se arrepiente de su decisión y decide regresar con ella, Dido ya está herida de muerte.
La iluminación de Pascal Laajili aporta a la obra la temporalidad y el espacio. El agua convierte el escenario del Teatro en el mar... y la música es del grupo especialista en barroca Les Arts Florissants, son los que interpretan la ópera del barroco de Henry Purcell.
En la dirección, la granadina Blanca Li, con una amplia trayectoria como bailarina, coreógrafa, también como cineasta. Para contar esta historia, decidió que no tendría ningún accesorio, solo la danza y la luz. Y el teatro convertido en mar, porque toda la mitología está con el mar, el encuentro y el desencuentro de los personales. Porque el palacio de Dido, afirma Blanca, “no podemos tener un palacio mejor que el teatro de Mérida”.