7 Octubre 2023, 14:44
Actualizado 7 Octubre 2023, 17:38

El olivar experimenta, en los últimos años, un incremento constante de plantaciones intensivas en regadío. Una situación que, según indican las organizaciones agrarias, puede traer consecuencias negativas para el olivar tradicional de secano.

Las estadísticas son claras.  Mientras que el cultivo tradicional de secano se ha ido reduciendo, y manteniéndose estable en los últimos años en torno a las 238.000 hectáreas, en el caso del regadío, el crecimiento ha sido constante.

Hace 10 años, la superficie de olivar de regadío estaba en torno a las 15.000 hectáreas y actualmente esa cifra se ha multiplicado, superando las 32.000 hectáreas.

Por lo tanto, aunque el olivar tradicional sigue siendo, con diferencia, la forma de cultivo más habitual en la región, cada vez es más frecuente encontrarnos grandes plantaciones superintensivas de regadío. 

 

El olivar de secano resiste en Sierra de Gata 

Y mientras en otras zonas se pasan al cultivo intensivo de regadío, hay un lugar en Extremadura donde resiste el olivar de secano. En Sierra de Gata la manzanilla cacereña acaba de comenzar su cosecha.

“Es una variedad muy dura y tiene muy buen sabor y de cambiarlo nada… son olivos que tienen cientos de años y no puedes arrancarlos y poner otra variedad”, cuenta María del Puerto, productora de aceituna. En esa línea, José Vicente Fernández, también productor, afirma que "nosotros no podemos competir con los olivos que se están poniendo en intensivo en otras zonas, esta es de alta montaña y aquí no se puede cultivar otra cosa".

Ambos tienen 3.000 olivos en el término municipal de Villanueva de la Sierra y este año prevén una buena campaña. “La campaña ha comenzado bien, a la aceituna le llovió pronto y engordó aunque para continuar así necesitaríamos un poquito más de agua”, asegura María del Puerto.

En relación a campañas anteriores, los agricultores aseguran estar finalmente satisfechos con el precio fijado y por el momento han abandonado las movilizaciones. De esta manera, los aceituneros del norte de la región no ven peligrar la continuidad de la variedad autóctona de la zona, la manzanilla cacereña, siempre que se respeten los precios.