Administrar una droga, medicamento o fármaco a otra persona, para modificar su estado de conciencia o capacidad de juicio. Es lo que se conoce como sumisión química.
Y aunque el alcohol es la sustancia más común en esta práctica, existen otras, como advierte María Ibáñez, médica forense.
"En el 33% de los casos, además de alcohol se encontraron otras sustancias, a veces drogas de diseño, que se pueden adquirir a través de internet en un mercado ilícito"
Un problema de salud pública que cada vez sufren más mujeres jóvenes en lugares de ocio, y que se utiliza para agredir sexualmente a las víctimas.
"Me llegan a decir: tengo flashes de relaciones sexuales que en condiciones normales no hubiera mantenido"
Los profesionales aseguran que es muy importante la denuncia, y que no hay que tener miedo a la amnesia que se produce. Elena Garrido, psicóloga jurídico-forense, apunta que "no es responsabilidad de la víctima únicamente recordar todo ese puzle".
"Pretender que la víctima tenga una foto nítida del acontecimiento, que la emoción sea coherente desde el principio, en un absurdo"
Por eso son esenciales lo protocolos que deben seguir los profesionales. Se trata de que todas las personas que se encarguen del abordaje de las víctimas conozcan las pautas de intervención, "para favorecer la recogida de datos".
Y con respecto al trauma que sufren las víctimas, remarcan que de ese dolor se puede salir.
"La experiencia traumática te acompañará toda la vida, lo que se intenta es que esa experiencia no te defina"
Estas expertas insisten: la agresión sexual se produce por decisión del autor, la victima no puede sentirse culpable ni ser juzgada.