Mérida
26 Julio 2021, 14:33
Actualizado 26 Julio 2021, 14:33

Virgen, inteligente, bella y dedicada al estudio para convertir al fanatismo con la razón. ¿Hipatia? No: Santa Catalina. Así describe el cristianismo a esta mujer nacida a finales del siglo III en una noble familia de Egipto. Poseía una gran inteligencia y pronto destacó por sus estudios, que la situaron al mismo nivel que los más grandes poetas y filósofos de la época.

Durante una visita a Alejandría del emperador Maximiano, Catalina intentó convertirle. El mandatario, asombrado por su audacia, la enfrentó a un debate con cincuenta eruditos paganos, pero ella salió victoriosa. Así que, lleno de ira, Maximiano los ejecutó a todos y a Catalina la mandó torturar. Eligió para ello una rueda con pinchos (como la de la ilustración), que se rompían al contacto con la piel de la santa. Solución: la decapitaron. 

"Su historia está basada o fundada en la historia de Hipatia. Es como una inversión en los roles que había"

"Su historia está basada o fundada en la historia de Hipatia. Es como una inversión en los roles que había: no son los cristianos en este caso los perseguidores, sino los perseguidos", dice el profesor de Filología Griega de la Universidad de Extremadura, Ramiro González. "Era lo normal. Esto es la apropiación de determinados símbolos por parte de la religión dominante. Los romanos se apropian de deidades griegas y las latinizan y el cristianismo va a hacer lo mismo", explica el dramaturgo Miguel Murillo, autor de la obra.

"La historia de Santa Catalina está basada en la figura de Hipatia"

La tradición cristiana sitúa a la santa en el mismo lugar y tiempo en el que habría vivido Hipatia. De la que sabemos a través de sus discípulos (el más conocido es Sinesio de Cirene, una de las principales fuentes sobre la librepensadora griega gracias a su extensa colección de epístolas) y, curiosamente, de textos eclesiásticos. "Dicen que Hipatia era un bruja y que lo que hacía con sus artimañas de bruja era convencer a Orestes y, sobre todo, tratar de ir contra el cristianismo", apunta González. 

"Por los monasterios llegaban textos de la antigüedad que los monjes iban copiando. Pero cuando tocaba la firma final, del Papa o de quien fuera, y ahí se cambiaban las cosas", asevera Murillo. El dramaturgo ha construido el texto y el personaje de Hipatia a través de los hechos reales que sucedieron en la Alejandría de la época. "¿Qué actitud tomaba ella ante lo que estaba ocurriendo?", eso se preguntaba. "Ella tiene una categoría social que no es típica de las mujeres de la época porque para el cristiano el uso de las mujeres era doméstico, el espacio de la casa, y de ahí no podía salir", subraya el profesor de la UEX.

"Los textos eclesiásticos dicen que Hipatia era una bruja"

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