Un fallo humano en el proveedor del antivirus de Microsoft provocó la caída de millones de ordenadores de Windows en todo el mundo el pasado viernes. Como consecuencia de ello, colapsaron muchos aeropuertos de distintos países. En un mundo tan dependiente de la red, estos errores cada vez son más habituales. "Es todo más tecnológico, vivimos en un mundo digital y cualquier error de este tipo o similar nos puede dejar con las manos atadas", explica Óscar Polo, técnico informático y de soporte.
El gran problema es que por mucho que queramos, el usuario final nada pueda hacer para no verse afectado por problemas que afecten a la seguridad de una multinacional informática. El último caso derivó en cientos de cancelaciones de vuelos en los aeropuertos, pero podrían darse otros problemas de gran impacto que no nos permitieran, por ejemplo, acceder a nuestros teléfonos móviles a nuestro banco online.
Santiago Escobar, catedrático de ciberseguridad de la Universidad Politécnica de Valencia, asegura que este tipo de empresas suelen tener muy controlados todos los detalles de su cadena. Aún así, considera que la Unión Europea debería aumentar la inversión y llevar a cabo análisis más exhaustivos para no ser tan dependiente de empresas y servidores situados en Estados Unidos u otros países extracomunitarios.