Desde este martes está activo el período de riesgo bajo de incendios forestales en Extremadura. Así se publicó en una resolución en el DOE del pasado 4 de octubre. Por tanto, a partir de este 15 de octubre se permite la quema de rastrojos en nuestra comunidad; también de restos de poda y de arroz. Todo ello en microexplotaciones o pequeñas explotaciones agrarias de la región, bien sea por motivos fitosanitarios, o para evitar esos fuegos en el campo. Eso sí, para realizar esas quemas es imprescindible haber presentado la correspondiente declaración responsable que asegure que el propietario de la superficie de cultivo dispone de de los medios necesarios para evitar que las quemas queden fuera de control. Ese documento se puede solicitar y rellenar por vía telemática.
Barbacoas y pirotecnia
Con este período de riesgo bajo ya vigente, se pueden utilizar carboneras y hornos de carbón; también fuegos artificiales y dispositivos pirotécnicos, y hacer barbacoas en lugares adecuados, En Canal Extremadura, el bombero forestal Álvaro García, delegado del sindicato USO, ha indicado que esas barbacoas se deben encender observando precauciones como no hacerlo cerca de árboles o de superficie vegetal, para evitar que el fuego se descontrole. Y siempre en zonas habilitadas para esa práctica. Desde el 27 de mayo, los bomberos forestales de Extremadura han estado plenamente dedicados a la extinción de este tipo de incendios. A partir de ahora, el 75% pasan a llevar a cabo tareas de prevención, entre las que destacan las labores de desbroce de matorral. A juicio de Álvaro García, tratarán así de cumplir la máxima de que los incendios se apagan en verano, pero se previenen en invierno.
Lluvias de primavera y masa combustible
Este pasado verano, en el que ardían más de 7.500 hectáreas, es en el que más incendios forestales de más de 500 hectáreas ha sufrido la región en los últimos 20 años: un total de cinco, de los que cuatro tenían lugar en la provincia de Badajoz. Todos ellos, por cierto, en el mes de julio. García cree que esta anómala circunstancia, en un año que -dice- puede calificarse de inusual, se explica por la abundante masa forestal que dejaron las precipitaciones de la pasada primavera
García recrimina a quienes provocan incendios de forma intencionada. Confiesa que son comportamientos que le dan "coraje", por el dolor que esas acciones causan entre quienes tienen que abandonar sus casas por culpa de las llamas, en los casos más graves. Aprovecha también para criticar las malas condiciones laborales de los profesionales que combaten estos incendios; califica de penosas las infraestructuras en las que tienen que trabajar, y en las que a menudo no cuentan ni siquiera con baños y duchas habilitados. Reclama además que se les reconozca el alto número de horas de disponibilidad. Añade que, para ellos, en riesgo alto de incendios la conciliación es inviable. Y concluye instando a la administración a convocar la mesa de negociación para acordar mejoras.