Los amantes y profesionales del firmamento tienen una cita ineludible este fin de semana en una de las regiones más inhóspitas de la Tierra. Este sábado, día 4 de diciembre, se dará el último eclipse de sol y será visible en su totalidad en la Antártida.
Hace tan sólo un par de semanas nos hacíamos eco por aquí del eclipse de Luna acontecido el 19 de noviembre. Se trató uno de los fenómenos astronómicos de casi 6 horas, uno de los más duraderos de los que se tiene constancia.
Alcanzará la mayor intensidad a las 8:33h de la mañana
Recuerda que un eclipse es un fenómeno astronómico que ocurre cuando la Luna se interpone entre la Tierra y el Sol, proyectando su sombra sobre nuestro planeta. Se da, además, la circunstancia de que la Luna estará muy cerca del perigeo, su punto más cercano a la Tierra. Dada esta proximidad, la sombra será aún mayor, tanto en longitud como en extensión.
Como te comentaba, los más afortunados serán los habitantes cercanos a la Antártida. También será observable en áreas próximas al Círculo Polar Antártico de América del Sur, África, Australia y Nueva Zelanda.
El eclipse casi, casi coincide con el perigeo lunar, es decir, el punto de la trayectoria de la Luna más cercano de la Tierra.
La línea de sombra recorrerá el Océano Austral a unos 500 kilómetros, al sureste de las Islas Malvinas, cruzará el continente Antártico y terminará al atardecer en el Océano Austral. Será entonces cuando el cielo se volverá muy oscuro, como si fuera el amanecer o el anochecer. Si el tiempo lo permite, las personas que se encuentren en el camino de un eclipse solar total pueden ver la corona del Sol, la atmósfera exterior, que de otro modo suele estar oscurecida por la cara brillante del Sol.
En regiones próximas se verá un eclipse parcial (donde la Luna no ocultará por completo al Sol) de que incluye el Océano Austral, el sur de África y la esquina sureste de Australia y Tasmania.
Estos acontecimientos son una oportunidad única para los científicos en sus estudios sobre el Sol y la influencia que éste ejerce en las capas altas de la atmósfera, las cuales están cargadas eléctricamente y que son imprescindibles en el sector de las telecomunicaciones, entre otros.