Los fotometeoros son fenómenos ópticos que se producen en la atmósfera cuando la luz atraviesa los cristales de hielos que forman las nubes altas. Las leyes de la óptica han que estos fenómenos sean circulares y coloridos en su mayoría. Como digo, como van asociados a las nubes altas, la tradición popular los vinculan con lluvias próximas.
Por un lado, tenemos los halos. Son circunferencias luminosas centradas en el Sol o en la Luna. Si te fijas bien, aparecen las tonalidades del arco iris. Tiene un radio de 22º, más o menos “un palmo” de cielo con el brazo plenamente estirado. Se dan con sobre los cirros y los cirroestratos, que suelen anteceder a la llegada de un frente de lluvias.
Hay veces que las nubes altas no generan estas circunferencias luminosas, sino dos luceros que flanquean al Sol, de tonalidad rojiza en su parte interna y azulada en la externa. Son conocidos como parhelios.
Por último, tenemos el pilar solar, mucho más discreto y difícil de ver. Es una columna luminosa que aparece al atardecer por donde se ha ocultado el Sol. Se produce por la reflexión de la luz solar sobre los cristalitos de las nubes altas que se comportan como si fueran minúsculos cristales.