Campo de amapolas al atardecer.
Arrancamos semana, la última de la primavera astronómica. Una estación que ha estado marcada por las lluvias de los meses de marzo y de abril, que en nuestra región han sido caracterizados de muy húmedos, y por temperaturas más altas de lo habitual sólo en el mes de mayo, según la Delegación en Extremadura de la Agencia Estatal de Meteorología.
Y junio pinta que lo cerraremos más fresco lo común y con precipitaciones escasas, como suele darse en esta época del año. De cómo serán julio y agosto no está del todo claro. Hay que tener en cuenta que los modelos climatológicos (no hay que confundirlos con los meteorológicos que usamos a diario para la previsión del tiempo) están toda vía en fase de investigación y que son muy susceptibles a las condiciones de las que partimos, por lo que este tipo de resultados hay que tomarlos como una mera tendencia.
Así, julio puede ser más tormentoso en la mitad norte de la península y en el oeste de la comunidad, con una anomalía cercana al 20% y no parece que vayamos a pasar un calor desproporcionado. No se intuyen anomalías en Extremadura por lo que las temperaturas están dentro de lo esperable
Previsión de anomalías de precipitación (arriba) y de temperatura (abajo) por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) para el mes de julio de 2020. Fuente: cpc.ncep.noaa.gov
El mes de agosto continuará con la misma tónica que su anterior. Las precipitaciones que a día de hoy se esperan serán escasas, con las habituales tormentas que se suelen dar a mediados y algún que otro bandazo de algún frente que intente acercarse por el noroeste. Y todo ello con un ambiente cálido, pero dentro de la medía climatológica: una primera quincena aún cálida y una ligera tendencia hacia la baja en la segunda.
Vuelvo a insistir: estos balances hay que tomarlos con cierta cautela y no se descarta que en las siguientes actualizaciones los resultados sean bien distintos. Eso sí, lo que tengo bien claro es que “La sandía y el melón, buenos refrescos son”.
