Con ella me pasa lo mismo que con Mariano y Fernando Medina, Manuel Toharia o Eugenio Martín Rubio: que, la primera vez que la vi, fue en algún programa de televisión donde se recuperaban sus imágenes. Yo me crie con Maldonado, Montesdeoca, Charo Pascual, Marta García o Ana de Roque (ésta aún en activo). He de confesar que los pioneros en la información meteorológica por televisión son para mí auténticos referentes.
El pasado miércoles por la noche, 6 de abril, me enteré del fallecimiento de Pilar Sanjurjo, la que fuese primera “mujer del tiempo” de nuestro país a los 78 años. La llegué a conocer en persona en 2008, en unos actos que organicé con motivo del centenario del Observatorio de Toledo y el primer homenaje que se hizo a Mariano Medina. Con su desaparición se va un personaje clave en la comunicación meteorológica.
Su nombre completo era María del Pilar Sanjurjo Carro. Nació en Sada, muy cerca de La Coruña, el 7 de noviembre de 1942.
Tras licenciarse, recibió clases de Fernando Morán en la Universidad Central (la actual Complutense). Para quien no lo sepa, Morán fue uno de los mejores meteorólogos de la primera mitad del siglo XX. Aún sus notas sobre Termodinámica de la Atmósfera son una biblia para los estudiantes de Meteorología. También aprendió predicción meteorológica de Antonio Naya, otro grande.
Junto con Dolores Parra, ingresó en lo que entonces era el Servicio Meteorológico Nacional (la actual AEMet) en 1969, después de que las mujeres estuviesen vetadas para acceder a este organismo durante 30 años, aunque fuese por oposición. Y lo hizo por oposición libre, dentro del Cuerpo Facultativo de Meteorólogos.
Su primer destino profesional fue el aeropuerto de El Prat, en Barcelona. Un tiempo después regresó a Madrid, donde se especializó en Meteorología Marítima, influenciada por Carlos Zabaleta, un maestro en estos mares. Pudo así, quizás, quitarse una espinita al no poder entrar en la Escuela Naval de Marín en Galicia, pero no pudo por ser mujer.
Como le ocurrió a Mariano Medina, cayó en televisión por casualidad en 1968. La causa fueron las vacaciones de Eugenio Martín Rubio, ese meteorólogo que se apostó el bigote por una predicción fallida. La propuso como sustituta y lo hizo tan bien que los directivos de TVE decidieron ficharla para el equipo. Él hacía la predicción en el telediario de las tres de la tarde y ella se encargaba de la de la noche, sobre todo los de la segunda cadena.
Aunque por sus horarios no llegó a coincidir en TVE con Mariano Medina, lo recordaba con cariño en una entrevista. "Tuve el privilegio de que me distinguiese con su amistad y siempre estará entre mis afectos. Como meteorólogo, le tengo un enorme respeto por todo lo que sabía. Además de ser un maestro en meteorología y en la divulgación de esta ciencia en su calidad de escritor, era un maestro en el modo de como expresaba el tiempo en TVE, en el fondo y en la forma", decía entonces sobre él.
Al igual que sus compañeros, Sanjurjo estuvo colándose en las casas de los españoles hasta 1985, ya que un año antes se publicó la Ley de Incompatibilidades por la cual estos meteorólogos no podían ejercer su trabajo en el Instituto Nacional de Meteorología y en Radio Televisión Española. Todos decidieron abandonar las cámaras. Según comentaba la propia Pilar en una revista, este cambio lo agradeció ya que volvió a recuperar el anonimato y podía sacar un mejor provecho de su trayectoria profesional. De hecho, fue Jefe de Turno del Centro Nacional de Predicción hasta que se jubiló a principios de 2000.
La información meteorológica ha evolucionado a pasos agigantados. Nada tiene que ver la que nosotros ofrecemos con la de ellos. Ahora descargamos “la data” del mapa isobárico y entonces se pintaba con tiza o con rotuladores. Los iconos de cartulina los pegaban con un poco de velcro, mientras que nosotros introducimos un código numérico en una plantilla y automáticamente aparece el solecito o la nubecita de turno animada. Sin mencionar el avance en los modelos tanto en alcance como en resolución están a años luz de hace 30 años.
No se me debe olvidar su labor como investigadora. Fue una de las primeras mujeres en participar en una expedición en la Antártida con el objetivo de estudiar el agujero de la capa de ozono, junto con la Dirección General del Antártico. Se instaló en la Base aeromilitar Vicecomodoro Gustavo Marambio, o simplemente base Marambio, una estación científica y militar permanente de Argentina y una de las principales de toda la Antártida.
Felisa Martín Bravo, la primera meteoróloga española