8 Abril 2021, 18:40
Actualizado 9 Abril 2021, 01:01

Sin duda alguna, 2020 formará parte de nuestra vida como el “año de pandemia” en el que estuvimos dos meses y medio confinamos para detener de alguna forma el avance inexorable del virus COVID-19. Con aquella situación, España y medio mundo se quedaron paralizados lo que provocó un importante descenso en el consumo de combustibles fósiles. 

A primeros de esta semana el “Observatorio de Sostenibilidad” publicó el “Informe de evolución de las emisiones de gases de efecto invernadero en España (1990-2020)”. El principal resultado es que el año pasado la emisión de estos gases se redujo un 17,9%. Se trata de los valores más bajos desde el comienzo de los registros hace tres décadas.

“La crisis desatada por el coronavirus supuso el mayor desplome de las emisiones, lo mismo que sucedió́ con el PIB, el empleo o el aumento de la deuda pública, por poner algunos ejemplos”, comenta José Santamarta, director del Observatorio y principal autor del estudio, junto con Fernando Prieto, Raúl Estévez Estévez, Carlos Alfonso y Juan Avellaner.

En 1990 nuestro país emitía unas 290 millones de toneladas de CO2. Cada año fue aumentando hasta llegar a 2005 y 2007 con unas 442 millones. Desde ese momento se invierte la tendencia hasta llegar a las 258 millones de toneladas estimadas del año pasado

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Fuente: Observatorio de Sostenibilidad.

La detención de la economía también tuvo su reflejo en el consumo de energía y de combustibles fósiles (petróleo y sus derivados). La quema de carbón cayó un 55% (hasta alcanzar sólo un 2% para su uso como fuente de energía) y el consumo de gas natural, un 25. Vinculado a este hecho, tenemos un derrumbe del consumo de petróleo de casi un 19% por la ausencia del transporte terrestre. 

En el lado opuesto, se notó un claro aumento de las energías renovables: la fotovoltaica (un 68%), la hidráulica (un 23%) y la solar (un 2%). El empleo de estas fuentes de energía (que alcanzó valores récords) evitó la emisión de más de 30 millones de toneladas de CO2.

Los objetivos de España (si no hay cambios) son que se mantenga la reducción gases de efecto invernadero: un 43% los relacionados con los derechos de emisión (los que “se nos perdonan” debido a nuestro modelo de economía) y un 26% los de otros sectores (que llaman “difusos” y que engloban: el transporte, la agricultura, la ganadería y la gestión de residuos, entre otros). 

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Barcelona, bajo un manto de contaminación.

Según parece, los primeros son factibles que se cumplan debido al cierre de centrales termoeléctricas y de carbón; pero los segundos, no está tan claro. En cualquier caso, no debemos bajar la guardia y debemos hacer todos los esfuerzos que estén en nuestra mano si queremos llegar a las marcas establecidas por la Ley de Cambio Climático y Transición Energética para 2030. 


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