Ya llevamos casi un mes de verano astronómico y un mes y medio del verano meteorológico, el que empieza el 1 de junio. Es época en la que el campo empieza a agostarse y secarse, pero el medio natural está siempre en movimiento y siempre existe la vida. Con el calor llega el momento de las mariposas, nacen y comienzan su actividad: son compañeras del verano. Su población va cayendo, pero la función que cumplen es, como casi todo en la naturaleza, la base de muchos mecanismos.
Las mariposas son insectos de la orden lepidóptera, pues presentan metamorfosis completa. De pequeños se nos enseña de manera muy práctica en qué consiste la metamorfosis, pero cuando crecemos no son muchas las personas que saben que las mariposas, las preciosas mariposas, que vemos revolotear por el campo de flor en flor han sufrido el mismo proceso que veíamos en nuestras casas con los gusanos de seda hasta llegar a ser un insecto que vuela.
Y los lepidópteros son insectos holometábolos típicos con fases de huevos, larva, pupa y adulto. Como todo en la vida, se trata de una transformación y evolución, y el resultado es la mariposa. Un claro ejemplo de que todo cambia y nada es permanente.
El calor marca su ritmo
Como casi todos los insectos, las mariposas necesitan temperaturas altas para poder tener actividad, además de alimento, el néctar de las flores, y algo de humedad. Aunque hay que destacar que hay especies de mariposas que están presentes durante todo el año. Incluso, hay especies migradoras que vienen aquí a pasar el invierno en forma de adultos, pues lo inviernos aquí son suaves y tenemos algunas flores.
Pero esto no quiere decir que la misma especie dure todo el año. Una misma mariposa no puede durar durante muchos meses. Pero la época por excelencia de mariposas coincide con la llegada del verano, pues es cuando disponen de flores (alimento) y la temperatura es apropiada para la mayoría de ellas.
Como todo en la vida, se trata de una transformación y evolución, y el resultado es la mariposa. Un claro ejemplo de que todo cambia y nada es permanente.
Cuando el calor aprieta, quizás la mejor zona de Extremadura para estos insectos sea el norte de Cáceres, donde puede mantenerse un poco más de humedad y las temperaturas no suelen pasar de los 40 ºC. Si los veranos se adelantan, las mariposas suelen empezar su actividad con antelación, algo que no debería preocupar en latitudes como la de Extremadura porque, en cualquier caso, la floración ya está muy avanzada si sucede eso.
Lepidóptero deriva del griego y significa alas cubiertas de escamas, pues «lepis» significa escama, y «pteron» ala. Esas microescamas que conforman las alas están coloreadas y por eso nosotros las podemos ver con ese aspecto que a veces hipnotiza. Son los pigmentos los responsables de esas coloraciones en sus escamas, que es donde están depositados los colorantes. Unas coloraciones que les sirven para comunicarse y para despistar a sus depredadores, fundamentalmente las aves y reptiles. Hacen parecer que la cabeza está en el lado opuesto y salen volando en dirección contraria a la que el engullidor cree.
Indicadores ambientales
Como muchos elementos de la naturaleza, las mariposas también nos cuentan dónde hay buena calidad ambiental y dónde los ecosistemas están en equilibrio y sanos. Simplemente, su mera presencia nos indica esto. Si no habitan una zona, mal asunto. Como en muchos aspectos de la naturaleza, los insectos están declive. Y en concreto ellas también.
Las condiciones ambientales están cambiando en el planeta y esta razón obliga a su desplazamiento allí donde las temperaturas están subiendo más, hacia zonas donde hay una temperatura menor. En Extremadura se aprecia la presencia de especies que antes no existían en nuestras latitudes, pero sí en aquellas más sureñas, por ejemplo, África. Además, según un estudio de la Universidad de British Columbia, se aseguró que por cada grado que aumenta la temperatura media, las mariposas eclosionan e inician el vuelo 2,4 días antes.