22 Abril 2021, 15:35
Actualizado 22 Abril 2021, 18:48

Como cada 22 de abril, las Naciones Unidas conmemora el Día Mundial de la Madre Tierra. Una jornada destinada a potenciar una concienciación y una responsabilidad colectiva medioambiental en todos sus aspectos: tanto en la naturaleza como en la biodiversidad. Todo ello enmarcado en la búsqueda de un equilibrio entre las necesidades económicas, sociales y ambientales de las generaciones presentes y futuras. 

En este año 2021 se pone el punto de atención en la acción climática, una iniciativa que se centra en los procesos naturales, las tecnologías ecológicas emergentes y el pensamiento innovador que puedan restaurar los ecosistemas del mundo. Se trata, además, de uno de los focos principales de la Agencia 2030 del Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, firmado en París en 2015. En aquel encuentro los estados miembro de la ONU aprobaron 17 objetivos para la reducción de gases de efecto invernadero para que la temperatura global no llegue a más de 1,5ºC respecto a los valores preindustriales

“Este Día de la Tierra tenemos la gran oportunidad de hacerles llegar a las instituciones la urgencia de emprender acciones de forma global. Estamos al borde del precipicio. Si no atajamos el problema pronto ya no habrá vuelta atrás”, asegura en Vogue Kathleen Rogers, presidenta de EarthDay.org, el comité que se encarga de celebrar este día.

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En estos últimos meses, marcados intensamente por la pandemia a causa del Covid-19, los científicos alarman que esto sólo puede ser un aperitivo. La deforestación indiscriminada, la desaparición de innumerables especies,  de ecosistemas y de espacios naturales pueden propiciar que enfermedades (hasta ahora desconocidas por estar recluidas en lugares remotos) pasen a un primer plano. Claro y rotundo se muestra el doctor Peter Daszak, presidente de EcoHealth Alliance: “Las mismas actividades humanas que impulsan el cambio climático y la pérdida de biodiversidad también generan riesgos de pandemia a través de sus impactos en nuestro medio ambiente”, explica. 

El origen de esta celebración en está en las movilizaciones sociales que hubo en Estados Unidos en la década de los años 60. Buscaban un mayor compromiso social y político hacia el medio natural. Estuvieron encabezadas por el senador de Winsconsin, Gaylord Nelson, que realizó diversas campañas, destacando la de 1969 donde movilizó 20 millones de personas. El evento fue originado por el derrame de petróleo de Santa Bárbara de ese mismo año, así como otros problemas como el smog y la contaminación de los ríos. 

Al año siguiente, Nelson contó con la ayuda de Denis Hayes, un conocido activista de la época. Fruto de esta colaboración y de más manifestaciones, el gobierno de Estados Unidos creó la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) además de varias leyes encaminadas a la conservación medioambiental.

 

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Instantánea del Día de la Tierra de 1970


Dos años después (en 1972) se celebró en Estocolmo la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano donde, además, se estableció el 5 de junio como Día Mundial del Medio Ambiente y se creó el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) que coordina sus actividades ambientales, ayudando a los países en desarrollar y aplicar políticas y prácticas ecológicamente racionales. 

En 1992 se celebró la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo en el que más de 178 países firmaron la Agenda 21. En ella se buscaba un objetivo de establecer una alianza mundial nueva y equitativa mediante la creación de nuevos niveles de cooperación entre los estados, los sectores claves de las sociedades y las personas, procurando alcanzar acuerdos internacionales en los que se respeten los intereses de todos y se proteja la integridad del sistema ambiental y de desarrollo mundial. Además de reconocer la naturaleza integral e interdependiente de la Tierra, nuestro hogar. Sin embargo, no fue hasta 2009 cuando la ONU decretó oficialmente su conmemoración anual a través de la Asamblea General mediante una resolución firmada. 

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El deshielo de los polos, la extinción de innumerables especies de animales y el deterioro de su hábitat, la deforestación de millones de hectáreas de bosques o los elevados niveles de contaminación (a todos los niveles) son solo algunas muestras más comunes de las consecuencias del maltrato a nuestro planeta. 
 

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