El Real Monasterio de Yuste, ubicado en Cuacos de Yuste, fue el lugar elegido por el emperador Carlos V como residencia para pasar sus últimos años de vida. Es uno de los lugares más atractivos de la comarca, pero no es el único espacio singular que ofrece esta localidad del norte extremeño llena de historias y lugares atractivos.
Otro de los espacios que despierta la admiración del turista es la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, considerada por muchos una auténtica joya arquitectónica que conserva diferentes estilos asociados a diferentes épocas.
Pasear por las calles de Cuacos de Yuste es sinónimo de sumergirse en un recorrido lleno de singularidades gracias a las típicas construcciones veratas que van a parar a lugares en los que se conserva patrimonio como su puente romano, testigo de la historia de la localidad.
Sus vecinos, ‘los perdonaos’
José María, el alcalde de la localidad cacereña, cuenta la historia de ‘los perdonaos’, el gentilicio tan inusual como cariñoso con el que se conoce a los vecinos de Cuacos de Yuste y que tiene su origen en una leyenda asociada al emperador Carlos V durante su estancia en Yuste.
‘Los perdonaos’ es el gentilicio tan inusual como cariñoso con el que se conoce a los vecinos de Cuacos de Yuste
Esta leyenda tiene su origen en el siglo XVI y en ella es protagonista Jeromín, el hijo bastardo de Carlos V, que según la tradición popular fue agredido por otros jóvenes cuando se encontraba por las calles del municipio.
Fue entonces cuando el emperador Carlos V citó ante él tanto a los agresores como a sus padres, recibiendo el perdón por su parte ya que consideró que se trataba de una acción de “chiquillos”, por lo que desde entonces se conoce a los vecinos de Cuacos como “los perdonaos”.
Más motivos para ser capital rural de España
A Cuacos de Yuste le brotan los motivos para ser elegida capital del turismo rural este 2021 en todo el país, pues tanto sus calles como sus vecinos son unos auténticos tesoros que conservan un estilo de vida tan único como esencial para mantener y reivindicar su origen rural.
Sus vecinos son unos auténticos tesoros que conservan un estilo de vida tan único como esencial
Uno de los embajadores que mantiene viva la tradición a golpe de música popular es Benito, uno de los mayores de Cuacos de Yuste que al son del tamboril pasa los días rodeados de sus animales en plena naturaleza. Allí nos cuenta que pasa el tiempo al mismo tiempo que se entretiene y recolecta los huevos que ponen sus gallinas.
Pero, ¿qué sería de Cuacos sin las fotografías de los turistas? Son miles las personas que cuando viajan hasta este pueblo del norte extremeño se guardan un recuerdo en forma de fotografía gracias a los diferentes espacios singulares que tienen allí.
Uno de ellos es el rincón de Teodora, una vecina cuyo tesón mantiene una espectacular fachada de flores y plantas que despierta el interés y asombro de las personas que deciden descubrir un trocito de la historia rural de Extremadura.
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