A finales del mes de agosto la prensa científica se hizo eco de un inusual enfriamiento del Atlántico ecuatorial, frente a las costas africanas. Una bajada de temperaturas de la que no se tiene constancia desde, al menos, 1982. Esta situación está en consonancia con la baja actividad de huracanes en el Atlántico. Estas condiciones de temperaturas más frías y poco viento inhiben la formación de los ciclones.
Hasta ahora se sabía que el Atlántico, al igual que el Pacífico, sufría unas variaciones de temperatura más o menos cíclicas. Por analogía con él, se habla de El Niño y La Niña del Atlántico. Hasta ahora, estos enfriamientos o calentamientos estaban íntimamente ligados a la presencia de los vientos alisios, del noreste, que bajan la temperatura de la superficie del mar. Al soplar sobre el agua, las capas más superficiales oceánicas son empujadas hacia América, por lo que las aguas profundas, más frías, emergen, bajando así la temperatura.
Pero, es que este año apenas hay viento que enfríe que explique ese enfriamiento. ¿Entonces? ¿De dónde sale esa enorme masa de agua fría? Pues no se sabe. Los oceanógrafos no encuentran explicación a lo que está ocurriendo. Casualmente este fenómeno coincide con un tránsito a “La Niña” en el Pacífico. ¿Podrían estar relacionados? ¿Habrá algo más?
Nosotros vamos a intentar aclarar algo con Manolo Vargas, científico titular en Instituto Español de Oceanografía. Esta entrevista se emitió el pasado miércoles, 18 de septiembre de 2024 en “El sol sale por el oeste”. Pincha en la imagen y escucha la entrevista.