23 Octubre 2024, 14:00
Actualizado 24 Octubre 2024, 13:29

Marte. El planeta Rojo. Nuestro hermano pequeño, con el permiso de Mercurio, porque su radio la mitad que el nuestro. Esto hace que el volumen marciano sea sólo el 15% que el nuestro. Un lugar inhóspito y frío, a pesar de sus engañosos tonos ocres y anaranjados. Ese cuerpo brillante que en la Antigüedad presagiaba guerras, destrucción y muerte.  

En los últimos años la comunidad científica ha puesto los ojos en él. Quizás estudiándolo podremos entender cuándo, cómo y por qué hemos llegado hasta aquí y qué será de nosotros. En 2012 llegó a esas tierras marcianas la Mars Science Laboratory, más conocida como “La Curiosity”, un robot destinado a recoger información meteorológica y geológica que nos sean útiles en su investigación.  

La atmósfera marciana es muy liviana, unas 140 más ligera que la nuestra. Es casi imperceptible para el ser humano a pesar de los vientos allí dominantes, que superan los 100km/h. Pero, como no hay apenas “nada que empujar”, sus efectos pasarían inadvertidos. Prácticamente toda es CO2, lo cual la hace irrespirable para nuestros pulmones. 

Todo indica que nuestro vecino astronómico perdió la mayoría de su manto gaseoso hace unos 3.500 millones de años debido a su pequeño tamaño y, por tanto, una baja gravedad (2,5 veces menos que en la Tierra) que “retenga” las moléculas gaseosas y la imposibilidad de tener un núcleo interno que genere un campo magnético de cierta entidad, como otros planetas más grandes, como la Tierra.  

Es muy importante tener un corazón de hierro para sobrevivir (tanto las personas como los planetas). A esas profundidades se alcanzan presiones elevadísimas que hacen que los metales sean líquidos, con cargas en movimiento. Y quien habla de cargas en movimiento habla de campo magnético que pueda repeler la llegada de las cargas eyectadas del Sol mediante el viento solar.  

Pero, ¿dónde fue toda esa atmósfera? ¿Al espacio exterior? En las últimas semanas, la revista ‘Science’ se ha hecho eco de un estudio de dos geólogos de Instituto Tecnológico de Massachusetts (Cambridge, EE.UU.). Ellos afirman que una parte importante del carbono del CO2 ha ido fijado en el suelo mediante un complejo ciclo geológico.  Lo puedes leer aquí https://www.science.org/doi/10.1126/sciadv.adm8443 .  

Grosso modo: en Marte hay importantes yacimientos de olivino, un silicato de hierro y magnesio; el hierro del olivino se oxida al entrar en contacto con el agua, dando lugar a la serpentina , otro mineral de hierro que, al reaccionar con el agua daría lugar a unas arcillas de esmectita que retendría el CO2, fijándolo al suelo. Y, por último, al tener el carbono retenido en el suelo y mezclarse con agua, podría generar metano, un gas con potente efecto invernadero y un magnífico combustible para futuros proyectos.  

Sobre este tema hemos hablado con Jorge Pla García, investigador en Ciencias Planetarias del Centro de Astrobiología. Esta entrevista se emitió el pasado miércoles, 23 de octubre de 2024 en “El Sol sale por el oeste”. Pincha en la imagen y escúchala. 

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