Llevaban años, en algún caso siglos, camufladas bajo el blanco de los muros de la Iglesia, pero hace unas semanas, un grupo de restauradores ha sacado a la luz dos pinturas murales de la Iglesia de Santa María la Real, conocida popularmente como la parroquia de San Agustín en Badajoz.
Capilla de Santa Rita
El primer hallazgo ha sido en la capilla de Santa Rita, que mandó a construir el capitán Sebastián Montero de Espinosa en el siglo XVII. Allí ha aparecido una decoración con cruces de color rojo de forma geométrica. "Creemos que podrían ser encargo de su benefactora, que fue la fundadora de la Cruz Roja en Badajoz, y de ahí los motivos, que podrían ser de 1947", nos cuenta Almudena Villar, la restauradora principal del proyecto.
Pinturas del siglo XVI
Pero el descubrimiento más antiguo y llamativo está en la capilla de San José. Allí, superpuestas, han aparecido pinturas con motivos vegetales de dos épocas diferentes, una del siglo XVIII y otra del siglo XVI, cuando se construyó la iglesia, entonces conventual.
"Lo importante de este hallazgo es que si la iglesia es del siglo XVI y estas pinturas son las originales de la construcción, eso nos permitirá ir averiguando poco a poco cómo se fue construyendo por fases toda la iglesia", asegura Villar.
"Yo siempre digo que la piedra te habla y hay que saber escucharla"
Porque la parroquia de San Agustín es una de las más antiguas de Badajoz, pero también una gran desconocida, de la que se apenas se conservan documentos históricos. "Yo siempre digo que la piedra te habla y que hay que saber escucharla", dice Manuel Ruiz, párroco de San Agustín, mientras nos acompaña por el templo.
Esta vez las pinturas han hablado. Y pueden desvelar que bajo el blanco de sus muros, la Iglesia de San Agustín podría tener todas sus paredes completamente adornadas.
La cal, clave para la conservación
La cal ha sido clave para conservar los frescos. Antiguamente, las paredes de las iglesias se encalaban cuando había epidemias para evitar su propagación, quedando debajo de la pintura los frescos o esgrafiados originales, como ha sido el caso de la parroquia de San Agustín.
Las primeras catas desvelan que los muros de esta iglesia esconden grandes tesoros, pero para poder seguir descubriéndolos hacen falta más catas. " Y para eso hace falta restauradores y dinero- comenta el párroco- así que a ver si como en el siglo XVI, aparecen ahora benefactores que nos ayuden a seguir desvelando las paredes del templo".
Porque los muros de Santa María la Real tienen, todavía, muchos tesoros escondidos bajo el blanco de sus paredes.