2 Diciembre 2024, 8:12
Actualizado 2 Diciembre 2024, 16:11

Este lunes entra en vigor el Real Decreto que establece nuevas obligaciones para el registro de viajeros en alojamientos, agencias de viajes y empresas de alquiler de vehículos. La medida, justificada por razones de seguridad, amplía de forma significativa la cantidad de datos requeridos, pasando de 21 a 42. Sin embargo, ha sido objeto de diversas críticas por parte del sector turístico, que denuncia una carga administrativa excesiva y posible vulneración de la privacidad de los clientes.

En Extremadura, la reacción del sector ha sido palpable estos días. Durante el último Consejo Regional de Turismo, la consejera de Turismo, Victoria Bazaga, ha reconocido las inquietudes de los empresarios. “El sector de lo que se queja es el tiempo que le va a tener que dedicar y lo incómodo que es para el turista tener que pasar por una situación en la que tiene que estar contando muchas cosas. Yo creo que mientras el sector clame que no lo quiere, alguna razón habrá”, ha afirmado.

Representantes de alojamientos en la región comparten esta visión. Alejandro Picardo, del Hotel Extremadura en Cáceres, ha señalado que la seguridad es importante, pero los datos actuales "son más que suficientes”. Por su parte, Eduardo del Hotel Cervantes en Badajoz ha expresado su preocupación por la posible invasión a la privacidad de los clientes, lo que podría generar conflictos con los viajeros.

A pesar de que Extremadura cerrará el año con cifras récord en turismo, la incertidumbre sobre el impacto de esta normativa es alta. El sector teme que la complejidad de los nuevos requisitos desincentive a los turistas y sobrecargue a las pequeñas y medianas empresas, que conforman la mayoría de la industria.

En el ámbito nacional, asociaciones como CEAV y Cehat ya preparan acciones legales para impugnar el decreto, argumentando su incompatibilidad con la normativa europea y los principios de protección de datos. Mientras tanto, en Extremadura, el sector espera que se atiendan sus demandas y se propicie un diálogo para encontrar soluciones que no comprometan la experiencia turística ni la viabilidad de los negocios.