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Jóvenes de la Asociación Músico-Cultural de Bienvenida interpretando obras en un concierto
Según numerosas investigaciones, estudiar música, sobre todo a una edad temprana, mejora la inteligencia del menor. La razón, que cuando se toca un instrumento y se lee la música en una partitura se ponen a funcionar de manera conjunta los sentidos del oído, el tacto, y la vista junto con la psicomotricidad.
"Es una herramienta que estimula de manera precoz todas nuestras actividades cognitivas superiores: la atención, la memoria, el lenguaje", explica Silvia Núñez, especialista en Neurociencia de la Música. Por eso, Silvia no tiene duda: "El mejor regalo que le puede hacer un padre o una madre a su hijo es educarlos en la música".

Además, cultiva la disciplina y la capacidad para organizarse. También les enseña otros valores, como aprender a escuchar al otro: "Te ayuda no solo a escuchar, si no a esperar, a valorar el silencio; se trata de una educación integral a nivel cognitivo, físico y emocional", concluye Núñez. Virtudes a las que, si la música se practica en grupos o bandas, se añaden la del compañerismo y la sociabilidad.
"Te ayuda no solo a escuchar, si no a esperar, a valorar el silencio; se trata de una educación integral a nivel cognitivo, físico y emocional"
Y por si eso fuera poco, la música es uno de los mejores remedios contra el estrés porque contribuye a disminuir los niveles de cortisol, también conocida como la “hormona del estrés”. Y esa es una ventaja para todos...