3 Febrero 2021, 15:25
Actualizado 3 Febrero 2021, 16:17

Extremadura está cerrada desde el 13 de enero. Un cierre perimetral que busca salvar vidas pero aisla a las familias que viven en ciudades diferentes. Juan y Óscar son padre e hijo separados, no por los kilómetros sino por las murallas sanitarias. El hijo, Óscar, dejó Canadá este 2020 por su Extremadura natal para estar más cerca de su familia, y sus sensaciones son las inversas. "Nos vinimos para estar más cerca de la familia, y ahora les veo incluso menos. Antes mi madre iba a Toronto una vez al mes", se sincera.

El padre, Juan, se siente aislado. Justo estos días además sobrelleva como puede la enfermedad: es positivo en COVID19. No tiene ni puede tener a ningún familiar cerca, precisamente en los días más duros. "Ni hijos, nietos, hermanas, hermano", nos cuenta. "Demasiadas ausencias".

Antonio, padre y abuelo en la distancia

Los cierres perimetrales provocan distancias en momentos virulentos. Claves, como en Antonio, pacense de 76 años y abuelo por segunda vez, de Jaime, alumbrado en Madrid. Su hija, aislada por la nevada y después, por la pandemia. "Ha salido estupendamente, nosotros no podemos ir ahora a Madrid, es parte de la tristeza que supone no poder estar allí".

Marina y Manuel son amor de pandemia y de carnavales. Tienen 24 años y tienen, los dos, fervor por la fiesta. Pero una nos habla desde Badajoz y otro, desde Cádiz. "Somos equipo en la distancia", nos relata Manuel, "pero no hay duda de que nos irá mejor cuando estemos juntos". Marina recuerda algunos trucos para salvar la relación: "juegos, vemos series, todo lo que se nos ocurre".

Relaciones unidas a los recuerdos y al teléfono para poder resistir y saltar las murallas psicológicas.

 

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La Junta anuncia el cierre perimetral de todas las localidades de Extremadura