Con la llegada del otoño llega también el máximo esplendor de los ciervos adultos. Con sus robustos cuerpos e impresionantes cornamentas es momento de bramar y, si es necesario, de luchar para demostrar quién es el más fuerte. "Les sirve para dos cosas a la vez: para atraer a las hembras o para ahuyentar a otros machos. Si no lo consigue, habrá una lucha de poder", explica la bióloga Almudena Martín.
Durante unas cuatro semanas, la berrea es la banda sonora en muchas dehesas extremeñas y atrae a decenas de amantes de la naturaleza. El Parque Nacional de Monfragüe es uno de los mejores escenarios para disfrutar de este espectáculo natural, pero no el único. También puede verse en el Tajo Internacional, el Geoparque Villuercas-Ibores-Jara o en la Sierra de Tentudía.
La berrea se desarrolla entre septiembre y octubre. La lluvia y la bajada de temperaturas estimula el celo de las hembras, de ahí que sea más fácil de escuchar con las primeras gotas del cambio de estación. "Los ciervos macho pierden la antigua cornamenta a comienzos de la primavera y terminan de desarrollar la nueva a finales verano", subraya Martín.
Parecida, pero un poco más tardía porque comienza en octubre, es la ronca del gamo. La zona del Cíjara es uno de los mejores sitios para escucharla.