Badajoz
6 Abril 2022, 21:08
Actualizado 6 Abril 2022, 21:08

La Audiencia Provincial de Badajoz ha condenado a 20 años de prisión al hombre que acabó con la vida de su inquilina en una finca de Zafra en diciembre de 2019 por un delito de asesinato con alevosía y ensañamiento. El tribunal le condena, también, al pago de una indemnización de 31.250 euros a cada uno de sus dos hijos, y de 18.750 euros a cada uno de los siete hermanos de la víctima. Además, el condenado no podrá acceder al tercer grado penitenciario hasta que no cumpla la mitad de la pena impuesta.

"Es una sentencia muy bien fundamentada en la que se detallan perfectamente tanto la alevosía como el ensañamiento, que convierten de este asesinato un asesinato agravado", valora Ana Espínola, abogada de la acusación, aunque cree que el reproche penal debería ser mayor. La defensa, por su parte, trabaja ya en un recurso de apelación ante el Tribunal Superior de Justicia de Extremadura.

"¡Manolo, ¿qué estás haciendo?!"

La sentencia considera probado que "el acusado se puso sobre ella repitiendo los golpes con la barra de hierro varias veces mientras B… suplicaba por su vida y se iba fatigando y asfixiando con la sangre; mientras que Manuel, pese a los ruegos, siguió golpeándola repetidamente en la cabeza, con el propósito deliberado de aumentar el dolor de la víctima y con total desprecio a ella". Un vecino de parcela escuchó a la mujer pedir auxilio y al asomarse pudo ver lo que estaba ocurriendo. "Yo pensaba que le estaba dando con el puño", declaró ante el juez. Pero en realidad empuñaba una barra de desencofrar. "Y empecé a gritar: ¡¡Manolo qué estás haciendo?!!, ¡¡Manolo qué estás haciendo?!! Y le vi, cuando empecé a darle voces, que se sintió sorprendido, pero siguió". Le propinó, al menos, 40 golpes en la cabeza y en la cara, que acabaron con su vida.

"Me contó que a veces la mujer lo llevaba a una situación insostenible y que, bueno, que la había matado", relató ante el magistrado el hijo del autor. Él mismo se entregó a la Guardia Civil tras haber sido sorprendido y confesó los hechos.

La propia víctima consiguió grabar la agresión con su teléfono móvil, un vídeo durísimo que fue reproducido durante la vista oral. 

La mató con una barra de hierro

Víctima y agresor firmaron en agosto de 2019 un contrato en precario por el cuál él le cedía gratuitamente el uso de una finca y del cortijo que estaba dentro a cambio de que la arrendataria cuidara del inmueble y los animales que allí había, cuya alimentación correspondía al arrendador. Pero con el paso de los meses la relación entre ambas partes se fue deteriorando por el descuido del casero en sus obligaciones, que, finalmente, pidió a la inquilina que abandonase su propiedad. Antes, el condenado puso varios candados en la finca para impedir que la víctima pudiera moverse libremente por ella.

La mañana del crimen volvieron a discutir de nuevo. Al llegar a la finca, el acusado ya había cogido una palanca de metal de desencofrar y la escondió dentro de un saco para usarla contra su inquilina. "Tras comprobar que no fuera observado", explica la sentencia, "extrajo del saco la barra de hierro de forma sorpresiva y, con la intención de acabar con la vida de B…, le golpeó varias veces con tal instrumento en el rostro y en la región frontal de la cabeza, cayendo la víctima al suelo aturdida e intentando evitar los golpes cubriéndose con manos y antebrazos, a la vez que gritaba “Noo... Hijo de puta”.

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