La obra que se representa estos días en el Festival de Teatro Clásico de Mérida, 'Cleopatra enamorada', hace viajar al espectador a Egipto y a Roma a través de un único elemento que se ve en la escena.
En el centro del escenario destaca un círculo de enormes dimensiones, de casi 5 metros de altura, elaborado con metal y madera. Por una parte, es de color dorado, para simular el "sol naciente de Alejandría y resplandor de Cleopatra", y por otra, rojo, con un mosaico romano, que "simboliza la caída y decadencia tanto del general romano Marco Antonio como de Roma".
Esta escenografía sencilla, llamativa, pero muy significativa, ha sido ideada por David Pizarro. El sol, además, se descompone y se convierte en barco, por el que navega la gran reina de Egipto a orillas del río Nilo.
En ese río destacan unos juncos, que han dado forma en Mérida, junto al trono de Cleopatra.
Además de la escenografía, llama la atención la música. La ha compuesto Shuarma, el vocalista de Elefantes, en exclusiva para este espectáculo. Es su segunda incursión en los musicales.
"Acostumbrado al rock y al pop, este tipo de creaciones te permite salir de los patrones clásicos fijados. El teatro te permite llegar a otros sitios. Estoy muy contento con lo conseguido. Siento que he crecido como músico". señala el cantante.
Cuatro músicos tocan en directo durante la representación. Ponen la banda sonora al reencuentro entre Cleopatra y Marco Antonio.