Este miércoles a partir de las nueve y media de la mañana el jurado popular comenzará a deliberar y a lo largo del día se conocerá su decisión. Todo, después de dos intensas jornadas de juicio oral que finalizaban esta mañana cuando el acusado ha hecho uso del último turno de palabra.
Rafael Ortiz Román ha vuelto a decir que él no mató a sus hermanos y que fueron unos desconocidos los que entraron en la vivienda.
Cambio de postura de la defensa
Antes de las palabras del acusado, tanto la fiscalía como la defensa han leído sus conclusiones finales. La fiscal mantiene la petición de 48 años de cárcel para el acusado por dos delitos de asesinato con alevosía, mientras que el abogado de la defensa ha cambiado su postura.
Gumersindo González ha pasado de pedir la absolución del procesado a dos delitos de homicidio con el atenuante de discapacidad psíquica. Sin embargo esa ha sido una de las claves de la sesión de hoy.
Los tres forenses que han intervenido coinciden en que "la enfermedad que tiene y las circunstancias en que se realizan estos hechos no afectan para nada a sus capacidades cognitivas y por lo tanto es imputable de los hechos que se están juzgando", a lo que añaden que "tenía conocimiento de lo que estaba haciendo estaba mal y ponía una serie de medidas para tratar de no ser descubierto".
Medidas sobre las que han hablado más de una decena de agentes de la policía local y guardia civil que han declarado como testigos. Todos han insistido en el comportamiento violento del acusado, que impedía que entraran en casa.
Uno de los agentes relataba que "salió con un palo, nos estuvo enseñando el palo para que no nos acercáramos y después cambió el palo por una horquilla". Otro contaba que "desde el umbral de su puerta, intentaba darnos y nosotros tuvimos que alejarnos de allí". Además, una vez consiguieron entrar, cuentan que "había un fuerte olor a gas, porque lo había dejado abierto".
La autopsia reveló muertes violentas
Otra de las claves del juicio está en los resultados de la autopsia. El informe forense revela que las muertes de ambos hermanos fueron violentas. Uno de los médicos declaraba que "ni con una caída, se producen golpes de tan fuerte intensidad".
También la autopsia detalla que las víctimas no tenían heridas provocadas por haber intentado defenderse. También, según los forenses, los cadáveres fueron atados de pies y manos una vez fallecieron.